¡¡LLUEVE!!
Parecía que nunca iba llegar la lluvia, daba pena ver el campo tan seco. Las ovejas rebuscando lo poco que quedaba de pasto. Las ocas siempre alrededor de la casa esperando un puñado extra de cebada o maiz. Las encinas casi sin bellotas y las pocas raquíticas; pero aun así, junto con una ración extra de pienso, sirvieron para engordar al ganado.
Ha empezado a llover, aunque no mucho. Lo suficiente para que el campo se haya vuelto verde y que tanto las ovejas como las ocas se lo estén pasando en grande. Todo el día caminando con la cabeza gacha, las bocas y picos a ras de suelo sin dejar escapar ninguna tierna brizna de hierba.
Aun así, la charca está casi vacía después de unos cinco días de lluvia en las dos últimas semanas. Tiene que llover lo suficiente para empapar la tierra y que el agua comience a correr por los regatos y vaguadas. Hoy ya se ven grandes charcos en el lecho de la lagunilla y estrechos hilos de agua uniéndolas. Con las lluvias que se anuncian para esta semana y la que viene se llenará bastante. Unos días antes aproveché para reparar ligeramente la zona de desagüe del dique de contención, porque una vez llena, con lluvia fuerte la corriente de agua llega ser violenta y arrartra tierra, arena y piedras, debilitando la pared. Faltaron maquinaria y tiempo para que quedase en las mejores condiciones. En la próxima “seca” tendré que afianzar más lo reparado, incluso con algo de hormigón.
Verla llena transmite sosiego y placidez. Y todavía más cuando nadan en ella las ocas y los patos. Todo llegará. Cuestión de tiempo.
Octubre de 2011
Han pasado tantas y tantas cosas desde la última vez que escribí en el blog. La fatiga, la pereza mental, el anquilosamiento, las preocupaciones han sido los responsables de mi silencio. Ocho meses. Desde Febrero. Pedro no valen disculpas. Ahora toca arrimar el hombro y escribir todos los días. Por lo menos un párrafo. Lo intentaré.
Pasó que se terminó todo el proceso de poda – transporte de la leña y almacenamiento en la leñera (calculo unos 3000 Kg), apilamiento y quemado de la tarama, limpieza de la zona – ayudado por el amigo Ignacio.
Pasó que tuvimos que sacrificar a la pareja de conejos y cuatro gazapillos por culpa de la mixomatosis. Cuando los reponga, ya sé que es necesario vacunarlos, por lo memos una vez al año, al empezar la primavera.
Pasó que plantamos un huertecillo, sin pretensiones: tomates (buenísimos), calabacines (esplendidos), pimientos de un par de tipos (unos mejor que otros), berenjenas (pequeñas y sabrosas), cebollas (los gatitos, en sus incursiones por el huerto, arrasaron los cebollinos), sandias (grandes, abundantes y de buen sabor) y melones (un fracaso). No fue un año excelente, pero se pudo disfrutar de alguno de los productos. Tanto nosotros como los amigos que nos acompañaron en los meses de verano.
Nacieron cuatro gatitos que se han incorporado a la manada. Ya no sé cuantos gatos hay por que a la hora de comer- son los primeros por la maña na- siempre falta alguno. Serán unos quince, pero como están en estado semi-salvaje, dan poca lata y se comen los ratones de campo y otros bichejos.
Mucho trabajo de bricolaje y mantenimiento en la casa.
Por último, aumentamos considerablemente el rebaño de ovejas, compramos algo más de treinta en Candeleda. Ahora están empezando los partos y ya hay cinco corderitos.
Tiempo invernal
Llevamos una semana amaneciendo con tres o cuatro grados bajo cero. Aunque la finca está en una altitud baja, sobre 250 metros, se enfrenta directamente a la sierra de Gredos, ahora mismo con sus cumbres nevadas. Quizás sea por eso que, normalmente, la temperatura es tres o cuatro grados más baja que en el pueblo que está a un kilómetro escaso.
Hasta que no sale el sol, todo el campo esta cubierto de escarcha, que en las zonas de umbría no desaparece hasta cerca del mediodía. Los grifos del exterior están helados y casi es imposible girar el mando; si se consigue, no sale ni una gota. Los bebederos de los animales con una fina capa de hielo.
Yo suelo atrasar un poco mi tarea de dar la comida a los animales. Pura pereza. Por supuesto, salgo al exterior con prenda sobre prenda. Incontables. Y tengo que reconocer que en cuanto he cumplido con las tareas alimentarias, me busco algún trabajo dentro de casa, que nunca faltan.
Pero estamos en invierno. Todo normal, porque pocos años atrás, tuvimos unos días en febrero en los que se alcanzaron mínimas de quince grados bajo cero, que provocaron daños apreciables en alguna rama de las copas de las duras encinas. Con el fuerte contraste de ver hasta doce y catorce grados positivos en las horas centrales de los días soleados. De momento, este año el invierno es normal.
He aprovechado estos fríos para podar los pocos frutales que tenemos e injertar alguno de los “palos” sobrantes en perales silvestres, “galaperos” en esta tierra extremeña, que abundan en la finca, pero que dan un fruto pequeño, duro como madera y de sabor muy áspero. No sé lo que saldrá porque es la primera vez que realizo esta tarea, siguiendo las instrucciones del buen amigo Ricardo Barajas, que tiene una huerta de frutales digna de envidia.
Saludos
22 de Enero 2011
La poda
Al fin comenzamos a podar. Inicialmente pensamos en veinte encinas de las que sacar la leña para lo que queda de invierno y el comienzo del próximo . Los tramites se han resuelto rápidamente. Más que en años anteriores. En lugar de ir a las oficinas de la Junta en Navalmoral, contactamos telefónicamente con el guarda forestal de la zona, Jorge, al que solo conocía de pasada. Es eficaz, vino enseguida y resolvimos el papeleo en pocos minutos, además, encontré en el pueblo a un podador joven con ganas de trabajar.
Para obtener el permiso, que facilita el propio guarda, es necesario hacer una “muestra”, es decir, podar una encina bajo su mirada. Él, durante el proceso, va dando normas e instrucciones, corrige los defectos que observa y hace sentir su autoridad.
Quedamos temprano forestal, podador y propiedad. La prueba se hizo en un gran árbol en pocos minutos gracias a la pericia de Juan Antonio –daba miedo verlo ir de rama en rama, muy húmedas por la espesa niebla de esa mañana y días anteriores y cargadas de un musgo verde intenso y resbaladizo como la piel de un plátano- y a que no se cortó mucho pues han endurecido las normas: solo se permite tirar un tercio de la copa y no dejan tocar alguna de las ramas que hasta ahora se tiraban sin problemas. Por lo visto la nueva teoría es que las encinas no necesitan ser podadas, en contra de lo que se creía hasta ahora. No sé, doctores tiene la iglesia (pero no dicen de que religión).
Como vi que con estos patrones no saldría leña suficiente de las veinte encinas que habíamos solicitado, le pregunté a Jorge si podíamos hacer una limpieza en las numerosas “matorreras” – conjunto de arboles jóvenes que crecen excesivamente juntos, estorbándose unos a otros – que había en la zona de la finca en la que íbamos a podar. Le pareció muy buena idea, porque así se permite que los trocos más vigorosos puedan prosperar más rápidamente, así, además de quitarles rivales, se les hace una poda de “formación y guía” que elimina “chupones” y ramitas inútiles.
Con todo aclarado, Jorge se fue a continuar su trabajo en otros lugares y nos dejó solos. A lo largo de la mañana, Juan Antonio, ayudado por su hermano David, se pelearon con la madera con unas potentes motosierras. Quedó cortado casi todo, menos una gran encina que se secó y que el guarda también nos ha permitido talar.
Solo queda pendiente con ellos picar la leña en trozos de unos 40 cm y apilarla. Volverán en cuanto pasen las fiestas del pueblo (San Sebastián). A nosotros nos quedará acarrear la leña hasta la casa, guardarla en las leñeras y quemar las “taramas” – el ramaje más fino del que ya no puede sacarse leña.
Año Nuevo…
Pasadas las fiestas, iniciado el nuevo año, superadas las copiosas lluvias de diciembre y primeros días de enero, retomo el teclado.
Esas lluvias, que en ocasiones han sido torrenciales, han condicionado la actividad de la finca. No solo los días de más agua, porque el terreno se ha ablandado tanto, que los caminos y trochas se han vuelto impracticables con cualquier tipo de vehículo, salvo el camino de acceso a la vivienda que aun permanece firme porque se hicieron buenas cunetas y la zahorra ya está muy pisada por el uso; pero que a nadie se le ocurra salirse un poco del trazado pues quedará atrapado. Yo lo sufrí con el todo terreno, que parecía un seiscientos con las ruedas girando inútilmente, batiendo el barro hasta hacerlo casi liquido. Tuve que pedir ayuda a un vecino de Majadas, Juan Carlos, que vino con su veterano tractor a tirar de mi hasta que lo colocamos en terreno más firme.
En la ganadería ha habido una pequeña novedad: la pareja de conejos ha tenido familia el pasado día de Reyes. Cuatro gazapillos que aun tienen los ojos cerrados, aunque ya están cubiertos de pelusilla. Les estoy preparando una nueva jaula, chulísima, para cuando haya que separarlos de la madre. Pobres, su pronto final ya está escrito.
Hasta la próxima
Retomando el hilo…
Vuelvo a escribir después de mucho tiempo de silencio. Inicialmente por motivos familiares – afortunadamente ya superados los problemas. Y después una «pajara»que ha durado excesivamente.
No he permanecido ocioso, cumpliendo puntualmente con mis tareas, por otra parte necesarias para el buen funcionamiento de la finca y la casa. Tengo que agradecer la valiosa ayuda de mi amigo Ignacio, que me suplió en el cuidado a los animales cuando lo necesité.
Aun continuo las labores de leñador, porque cuando el frío arreció, el almacén de leña comenzó a vaciarse a pasos de gigante. Y eso que no comenzamos con la poda de este año, por motivos burocráticos. Si, me quedan varios meses de de moto-sierra. Lo cuento porque parece de TBO: hace unos años, la Junta de Extremadura «perdió» informáticamente el Registro de Explotaciones Forestales. Nada más fácil que rehacerlo cuando los propietarios de las fincas vayan presentando nuevas declaraciones. Pero esas declaraciones solo pueden presentarse durante un periodo de 15 ó 20 dias al año, cuando lo publica la Junta en el Diario Oficial, nunca en fecha fija. El motivo de ese periodo tan corto solo ellos lo saben. El caso es que año tras año, no atinamos con el momento y nos quedamos sin hacer la declaración. Esto se salva presentando un escrito, junto con la petición de poda, comprometiendote a presentar la declaración para el próximo año. Este ciclo de promesas incumplidas no tiene fin. Si lo haces a través de una gestoria es mas sencillo, porque ellos si se leen el Diario Oficial cada día… pero cobran una pasta (grande o pequeña) que no queremos pagar por un trámite que la administración debe facilitar al ciudadano.
También señalar que la ganadería aumentó en unas pocas ovejas más que nos ha proporcionado el amigo Miguel Angel, buena persona donde las haya. En total son diecisiete, que llegarán a veinte después de que la Junta termine una operación fallida de vacunación, que otro día contaré para no cansaros con tanto Junta, Junta, Junta…. que hacen muchas cosas bien, pero a veces….
Hasta otro día que espero no sea a mucho tardar
26 Octubre 2010
Hoy ha sido un día muy parecido al de ayer. Solo que la averia fue una rueda del remolque pinchada. Las faena fue que estaba cargado de leña hasta los topes en medio de la dehesa. Tuve que trasvasar la carga a otro vehiculo con menor capacidad, lo que supuso varios viajes para acercar la «carrociña», ya vacia, al taller para reparar la rueda. He comprobado que el oficio de leñador es una paliza para los riñones de un pureta poco entrenado.
Por la tarde hice un poco de bricolage electrico en la casa, antes de volver al oficio de granjero. Todos los días el trabajo consiste en dar de comer a las aves : cebada trigo y maiz, acasionalmente frutas y verduras pasadas o peladuras, recortes y demás desperdicios. Comprobar como están las encerradas en voladeros: perdices, faisanes, y gallinas de seda. Recoger los huevos de gallinas y pavas, que cada día ponen en un lugar diferente. Y por último rellenar los depositos de los bebederos.
Para cerrar la tarde subo al aprisco de las ovejas con un poco de grano y algunas bellotas si es la época – este año hay muchas, lástima que no hemos comprado ningún cerdito que daría buena cuenta de ellas- a modo de golosina para que se acostumbren a que son chicas de «buena familia» y por las noches deben dormir recogidas en su casita. Habitualmente no hace falta que las llame, porque en cuanto oyen el motor del vehiculo vienen a la carrera. Es más, si me retraso un poco y el sol ha comenzado a ocultarse, ya están esperandome. Solo si algún día subo andando y no me detectan, las llamo con un sonido lleno de erres: rrrrrrrrrr, y tardan muy pocos segundos en aparecer. Mientras vienen y cuando están comiendo, aprovecho para revisarlas. Ahora tengo una cojita porque le han salido unos gusanos en una pezuña y me está costando trabajo curarla.
Esto es todo por hoy.
25 de Octubre de 2010
Como todos los días, mi primera labor fue subir hasta el aprisco de las ovejas para soltarlas y que se pongan a comer la abundante hierba, que para eso las tenemos. Debieron de dormir bien porque no recibí ninguna queja y salieron al campo a toda velocidad. Ya me tocaba hacer labores de limpieza y recoger el estiercol. Llene un remolque (las muy cagonas) que esparcí en la pequeña huerta que tenemos y que ahora está casí en su totalidad en barbecho. Durante el camino entre uno y otro lugar, se em rompió el manillar de la mula mecanica que jala del remolque. Lo reparé de fortuna para poder terminar esta tarea. Luego, antes de seguir con la rutina, me acerqué a la nave donde tenemos el taller – almacén para soldar la pieza rota (en este «oficio» hay que hacer de todo un poco).
Luego le toca el turno a los perros que hacen una sola comida y siempre se la doy por la mañana, porque los mastines gastan mucha energía por las noches que es cuando despligan su mayor actividad. Pero no es tan fácil como parece, porque esto es como la jungla. Tengo que entretener a las ocas para que no le disputen la comida a los perros. Las camelo con un poco de cebada y las encierro en un amplio semi-cercado del que terminan saliendo, pero cuando los perros ya han comido.
El resto de las aves: gallinas, pavos y pavos reales toman un ligero desayuno, para que el resto del día se lo pasen caminando en busca de bichitos, y escarbando en la tierra.
Una vez terminadas las labores de granjero, me decido a cambiar a leñador, porque tenemos toda la poda del pasado año sin picar -se nos echó encima el verano donde está prohibido ejecutar trabajos que puedan producir chispas- y ya se avecina el frio del invierno. Toda nuestra calefacción es a base de leña. Así que me pongo las botas de seguridad, saco la motosierra, su gasolina, el aceite para la cadena, la lima para afilarla… Cargo todo el la «carrocita», lo llevo a la zona donde está la «tarama» y me pongo manos a la obra. En en par de horas lleno el remolque, vuelvo a la casa y meto toda la leña en su leñera. ¡Uf, como tengo los riñones!
Bueno ya he echado la mañana. Los trabajos rutinarios de la tarde los contaré otro día.
LOS JARALES
Buscando el rumbo
Como vivo en una preciosa finca, rodeado de naturaleza, he pensado verter en este Blog, todo lo relativo a ella: un diario de mis actividades, un albún de fotos, etc…
Hello world!
Hola mundo… ya estoy aquí. No sé para que, pero me he decidido empezar esta aventurilla.
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